Volador Jr. campeòn de la Copa Bicentenario.
En el marco de los festejos del mes patrio, este viernes llegò a su fin el torneo Bicentenario que enfrentarìa a un rudo y un tècnico por la copa del mismo nombre, en este caso, Mìstico y Volador, el nuevo clàsico de la lucha libre mexicana.
En un duelo que muchos hubieran querido ver en la estelar del aniversario, los integrantes del extinto Sky Team se enfrascaron en una batalla èpica, digna de la expectativa levantada, del ambiente de la arena y de los fetejos del Consejo, haciendo olvidar las insìpidas eliminatorias, la frustraciòn de no poder ver el enfrentamiento final por las màscaras y cualquier duda con respecto al nivel de las nuevas figuras de los cuadrilàteros nacionales y de la calidad de los lìderes de la empresa.
Por fin, a nuestro juicio, Volador fue capaz de corresponder en el ring al apoyo que en su mayorìa lo asistiò en la arena, aplicando castigos, vuelos espectaculares, la rudeza que lo acompaña desde hace unas semanas, una Mìstica fallida que hizo que los espectadores se levantaran de sus asientos, etc., una entrega acompasada por su nombre coreado sin descanso durante todo el encuentro.
Mìstico asumiendo su papel de nèmesis, recibiendo la espalda del pùblico y respondiendo con ese estilo dinàmico, veloz, atrevido, sin caer en exageraciones ni en parafernalias que tanto habìan dañado este pique, concentrado y entregado.
Cualquiera pudo haber ganado pero tenìa que hacerlo Volador, porque ha asumido su nueva faceta de una manera completa, porque la gente no se equivoca y està convertido en el màximo ìdolo dentro de la Catedral de la lucha en Mèxico, porque no escatima en sus evoluciones y porque refresca la oferta de duelos al consolidar este clàsico que, tarde o temprano, parece que llegarà a culminar en un duelo de màscaras en el que, crèanlo, no habrà un favorito marcado.
En un duelo que mantuvo a la gente en el filo de la butaca, se reafirma una rivalidad que aùn tiene mucha historia que escribir, por lo pronto, Mìstico tiene la obligaciòn de lavar su nombre, luego de salir en camilla del cuadrilàtero, por lo pronto, la final hizo que esta copa Bicentenario adquiriera el valor que merecìa.
En el marco de los festejos del mes patrio, este viernes llegò a su fin el torneo Bicentenario que enfrentarìa a un rudo y un tècnico por la copa del mismo nombre, en este caso, Mìstico y Volador, el nuevo clàsico de la lucha libre mexicana.
En un duelo que muchos hubieran querido ver en la estelar del aniversario, los integrantes del extinto Sky Team se enfrascaron en una batalla èpica, digna de la expectativa levantada, del ambiente de la arena y de los fetejos del Consejo, haciendo olvidar las insìpidas eliminatorias, la frustraciòn de no poder ver el enfrentamiento final por las màscaras y cualquier duda con respecto al nivel de las nuevas figuras de los cuadrilàteros nacionales y de la calidad de los lìderes de la empresa.
Por fin, a nuestro juicio, Volador fue capaz de corresponder en el ring al apoyo que en su mayorìa lo asistiò en la arena, aplicando castigos, vuelos espectaculares, la rudeza que lo acompaña desde hace unas semanas, una Mìstica fallida que hizo que los espectadores se levantaran de sus asientos, etc., una entrega acompasada por su nombre coreado sin descanso durante todo el encuentro.
Mìstico asumiendo su papel de nèmesis, recibiendo la espalda del pùblico y respondiendo con ese estilo dinàmico, veloz, atrevido, sin caer en exageraciones ni en parafernalias que tanto habìan dañado este pique, concentrado y entregado.
Cualquiera pudo haber ganado pero tenìa que hacerlo Volador, porque ha asumido su nueva faceta de una manera completa, porque la gente no se equivoca y està convertido en el màximo ìdolo dentro de la Catedral de la lucha en Mèxico, porque no escatima en sus evoluciones y porque refresca la oferta de duelos al consolidar este clàsico que, tarde o temprano, parece que llegarà a culminar en un duelo de màscaras en el que, crèanlo, no habrà un favorito marcado.
En un duelo que mantuvo a la gente en el filo de la butaca, se reafirma una rivalidad que aùn tiene mucha historia que escribir, por lo pronto, Mìstico tiene la obligaciòn de lavar su nombre, luego de salir en camilla del cuadrilàtero, por lo pronto, la final hizo que esta copa Bicentenario adquiriera el valor que merecìa.
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